He viajado 105 días por los 5 Continentes con la Marcha Mundial por la Paz y la no violencia exigiendo un mundo sin armas nucleares, sin guerras, sin violencia, instando a la mediación, a través de la palabra, para resolver los conflictos. Ha sido una experiencia impresionante, por los encuentros habidos, de manera especial, con jóvenes y mujeres. Me ha quedado claro, que solo tenemos dos armas, Educación y Palabra.
Son estos dos colectivos los que, en un futuro no muy lejano, regirán el destino de la Humanidad. Jóvenes preparados para hacer frente a cualquier imprevisto, mujeres valientes capaces de decir basta, que dediquen sus esfuerzos al bienestar de los demás.
Mujeres, porqué somos el colectivo mayoritario, y porqué podemos afirmar, que muy preparado, para hacer frente al futuro incierto que nos viene encima. ¿Quién atiende y resuelve a nivel familiar problemas domésticos y no tan domésticos como pueden ser educación hijos, administración económica, contactos con entidades, amigos, y no tan amigos? ¿Quién pierde sus horas de sueño para solucionar problemas de no importa qué índole, y que el compañero-marido no tiene tiempo, o mejor capacidad, para resolver?
En Ecuador compañeras indígenas nos contaban que, hasta la llegada de Evo, las mujeres no podían entrar en el Palacio presidencial, dar la mano al Presidente ni siquiera mirarle a los ojos. Ahora, la mitad de su Gobierno está en manos de esas mujeres, que tanta denigración e infamia sufrieron en sus cuerpos-almas.
Mujeres en Marruecos que han dicho a sus compañeros que o se deciden por una sola mujer, o que ellas les abandonaban… Mantuvimos lindas charlas con ellas, hermosas, felices de haber conseguido su propósito. Lástima que no es lo mismo para todas sus compañeras con las que tuvimos encuentros. Estaban tristes, narraciones deplorables, comprobamos que siguen sometidas, con huellas de violencia en sus rostros, brazos, piernas. Triste y preocupante, porqué tienen miedo y no la fuerza suficiente para acabar con su terror. Son incapaces de mirarles a los ojos –a sus compañeros- y decirles basta. Siguen bajo su yugo, porqué no tienen capacidad de afrontar solas sus vidas, su futuro… Es una espina que llevo clavada en mi corazón, que solo podré sacar, hasta conseguir que sean ellas mismas las que decidan ganar su libertad, luchar por su futuro.
Mujeres en el poder, que, por norma, son menos susceptibles a sobornos, a corrupción una de las grandes lacras que afecta este mundo global sin excepción. Mujeres que saben dialogar, porque así están acostumbradas a hacerlo, para conseguir, mediante su buen hacer, que nadie se sienta relegado. Mujeres capaces de lanzar un mensaje de esperanza, para conseguir que todo/as sintamos la urgencia de trabajar, para modificar actitudes, con las cuales el mundo avance. ¿Logro final? La consecución de otra ciudadanía universal-multicultural, que nos permita vivir en paz y dignidad.
Mujeres, madres en potencia, nunca harán nada para dañar a sus hijos, hermanos. No me cabe la menor duda, el futuro es mujer.
Debe estar conectado para enviar un comentario.