30 de septiembre de 2010, Golpe de Estado en Ecuador

Viví aquella triste efemerides en directo. Me encontraba en Cáceres en la reinauguración de la Casa Museo Guayasamin. Invitados por la Diputación estabamos el exPresidente de Ecuador Rodrigo Borja, Pablo Guayasamin nieto del artista Oswaldo Guayasamin y yo misma. Saltó la notícia y mis compañeros permanecieron con sus celulares abiertos toda la noche. Seguimos pues de forma viva aquel suceso que ennubló nuestra hermosa estadía en aquella hermosa ciudad a la que siempre me agrada viajar.
¿Qué pasó en Quito?
La crisis política se desencadenó cuando parte de la Policía Nacional inició una protesta aquel jueves 30 de septiembre en sus cuarteles. Suspendieron su jornada laboral, bloquearon carreteras, impidieron el ingreso al Parlamento en Quito. Otro un grupo, miembros de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, bloquearon la pista del Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre.
El Presidente de Ecuador, Rafael Correa, acudió al regimiento de policía, principal foco de la huelga y
les invitó a reanudar sus responsabilidades. Se originó una situación de caos al ser agredido con una granada de gas lacrimógeno. El Presidente Correa se encontraba convaleciente de una intervención de rodilla, que al caerse al suelo de nuevo lesionó su rodilla.
Con dificultades fue sacado del tumulto y conducido al Hospital donde permaneció rodeado de policías disconformes. La desinformación cundió el pánico, todos buscaban a sus familiares. Se temía por la vida del Presidente y de quienes querian protegerle. Hubo gran movilización de los Ministros de su Gobierno que instaron a otros Gobiernos del mundo a movilizarse y hacer una llamada a la normalidad.
El ejército logró retirar del hospital al Presidente Correa, retenido-secuestrado más de 10 horas.
Manifestaciones, robos, saqueos, ajustes de cuentas mantuvieron en vilo el país y el mundo. Al día siguiente el Ministro de Salud de Ecuador dijo que la crisis había dejado ocho muertos y 274 lesionados.
El gobierno ecuatoriano consideró se trataba de una conspiración, un complot planificado por la oposición para derrocar al Presidente. Triste sino el de estos países en los que a «demasiados» no les importa vivir o morir y son capaces de vender su alma por un plato de lentejas. Ganó la democracia.

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