Maravilloso espectáculo para conmemorar el Día Internacional de la Danza el que hemos visionado hoy domingo 29 de abril en el Teatre de Ponent de Granollers. Dirigido e interpretado por Laia Minguillon, es pura maravilla. Arte en estado primitivo, sin florituras, es el que Laia Minguillon ofreció en su serenísimo recorrido por la dana, la escalada, siempre a través de sus sentimientos, inquietudes, exaltaciones, temores. Cuerpo y alma se subliman, se funden, dejando al descubierto los latidos del corazón. Sueña, sonrie, busca… Como decía el programa: «Filage bloc surge de conexiones físicas establecidas a lo largo de experiencias vividas». Y es la protagonista que a partir de su cuerpo, muestra de forma plástica y sensual sensaciones, emociones, las que seguramente le acompañaran a lo largo de su vida. Porqué no olvidemos que la danza está en todo, nos movemos, saltamos, caminamos, corremos, observamos, amamos, y lo hacemos a distintos rítmos, nos cansamos, sonreimos, jadeamos… Es la perfecta fusión de diferentes mundos, los reales, los imaginarios, el presente, el futuro. En algunos momentos se te corta la respiración… se atisba el peligro…
Mimo, rítmica, pasos de baile, de equilibrio, siempre impecables, al compás de agradable música. Se confunden pues el baile con todo lo que supone la expresión corporal, con la Naturaleza representada por una montaña, tierra firme que se diría una playa con la pequeñez de los cantos rodados, las piedras que permiten la presencia de manos y brazos para acariciarlas con emoción y temple. Maravilloso contemplar como se pueden afirmar pies y manos en el vacío, o deslizarse de la montaña con seguridad y plástica. Las pidrecitas, al final de la representación ¿representan acaso el encuentro, la probable fusión entre todos los seres los humanos, incluso los explusados por el mar?
Desde estas líneas deseo a Frederic Roda un pronto restablecimiento de su recién intervención quirúrgica. Un beso!
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