Septiembre, el noveno mes del año, aparece amenazante. Vientos casi huracanados con ruido estrepitoso me han levantado de la cama pensando que sucedía algo especial. La temperatura ha bajado de forma notoria. No me gusta el frío, prefiero el calor. Considero que sería demasiado largo -el frío-, si continuase como hoy. Para mi es un mes especial: cuatro de mis hijos nacieron en septiembre, también mi nieto mayor, que cumplirá 29 años. Hace dos día me anunciaron, con su compañera, que voy a ser bisabuela…
Nos acercamos a la estación del año más multicolor, otoño, la que ofrece unas gamas plásticas increibles. Ningún artista ha sido capaz de superarlas. Lo hermoso de este mundo que entre todos parece queremos»modificar», es la variedad de estaciones con sus «tempos»: temperatura, luz, clima que permite diferentes cultivos, los que antes nos permitían comer, vivir de forma simple pero digna.
Este otoño será tristemente «caliente», por la crisis que conlleva: recortes, miseria, desesperanza. No se vislumbra la salida de este negro tunel, lo que puede posibilitar fuerte inestabilidad en todos sentidos, sociales-políticos.
Vivamos con serenidad, sin alborotos pero, mostrando nuestro desacuerdo en todo aquello que no es correcto. Denunciemos las vejaciones que comportan la avaricia desenfrenada de quienes pretenden organizar nuestro futuro a su albur, a merced de los vientos de este sistema capitalista que, con nuestros mutismos y aceptaciones, ayudamos a fortalecer. Queremos vivir en Paz, no permitiremos nos roben la DIGNIDAD de seres humanos. No lo olviden, quienes pretenden dirigir nuestras vidas y bienes…