Acabo de participar en Ginebra en la reunión de los “Diálogos de la Tierra”, organizados por la Cruz Verde Internacional, institución creada hace veinte años por el Presidente Mikjail S. Gorvachev.
La Declaración sobre “Acciones para un Mundo Pacífico y Sostenible”* es excelente y recomiendo su lectura. Tenemos ya muchos diagnósticos. Falta ahora el tratamiento a su debido tiempo. La Declaración constituye un auténtico ejemplo de propuestas para enderezar tantos entuertos.
Especialmente deben movilizar nuestra atención, compromiso e implicación aquellos desafíos potencialmente irreversibles. Es la “ética del tiempo”. No podemos seguir obcecados irresponsablemente en las primas de riesgo y los “efectos especiales” para la distracción del personal cuando está en riesgo, por su deterioro progresivo, la habitabilidad de la Tierra. Especialmente, insisto, cuando se pueden alcanzar puntos de no retorno.
“Estamos tratando –advierte la Declaración- de resolver las cuestiones que plantea el siglo XXI con las ideas y las instituciones del siglo XX”.
El multilateralismo democrático aparece como una de las principales e inaplazables soluciones.
Propone varias líneas de acción:
• En medio ambiente (emisiones de CO2).
• En prioridades mundiales (alimentación, agua, sanidad, educación,…).
• Utilización de recursos naturales.
• Cuidado de los ecosistemas terrestres y oceánicos.
• Desarme nuclear.
La conclusión es que hay medios y maneras para hacer frente a los grandes retos de nuestro tiempo. Pero que hay que llevar a cabo la gran inflexión histórica que tanto me gusta subrayar: se trata, al fin y al cabo, de sustituir la fuerza por la palabra.