Cuba ha sido una firme defensora en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU de los legítimos intereses de los países del Sur y ha rechazado las maniobras que intentan convertir a este organismo en un tribunal inquisidor de las naciones en desarrollo. En conversación telefónica con Granma, la embajadora cubana ante los organismos internacionales con sede en Ginebra, Anayansi Rodríguez, aseguró que la elección de nuestro país para un nuevo periodo de tres años en el Consejo es una victoria del pueblo cubano, que ha sabido resistir más de cinco décadas de bloqueo estadounidense. «La elección de Cuba en esta ocasión no es más que un reconocimiento a su consistente posición de rechazo a los dobles raseros y a los persistentes esfuerzos por parte de potencias occidentales de utilizar el Consejo con fines políticos, de manipular el tema de los derechos humanos en beneficio de sus intereses, y convertir a este órgano en un tribunal inquisidor de los países del Sur que no se someten a sus designios», dijo. Rodríguez destacó que nuestro país ha sido promotor de iniciativas relacionadas con el derecho a la alimentación, a la promoción de los derechos culturales y el respeto a la diversidad cultural. También ha trabajado en la promoción de un orden internacional justo, democrático y equitativo. «Cuba promueve una genuina cooperación internacional en materia de derechos humanos a través del diálogo y de la realización concreta en los respectivos países de los derechos económicos, sociales y culturales, así como civiles y políticos», afirmó Rodríguez. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU fue creado en el año 2006, en sustitución de la desacreditada Comisión de Derechos Humanos. Cuba fue miembro fundador del Consejo, órgano en el que permaneció hasta el 2012, en virtud de las disposiciones aplicables a la membresía de la entidad, por lo que retorna al foro después de un año como Estado observador. Junto a la nación caribeña, fueron elegidos para iniciar funciones en el 2014 otros 13 países, entre ellos China y Rusia. Rodríguez puntualizó que «ahora coinciden en el Consejo países que han mantenido posturas muy firmes para enfrentar posiciones inquisidoras que van en detrimento de los países en desarrollo, cuando por motivaciones políticas de las potencias occidentales se pretende acusar e incluso promover cambios de régimen, como se hizo con Libia y se pretende hacer ahora con Siria» .En el contexto actual, señaló que el principal reto del organismo es «luchar contra esa selectividad, contra esos dobles raseros, contra esas intenciones de utilizar al Consejo con ansias de apoderarse por motivos geopolíticos e intereses egoístas de determinadas regiones o países del Sur». «Cuba y el resto de los países que ahora integramos el Consejo tenemos el deber de tener una actitud consecuente en defensa a la libre autodeterminación de los pueblos, a la soberanía, al respeto a la diversidad de los sistemas políticos y democráticos que existen en el mundo», puntualizó. La diplomática cubana consideró que «no hay sistemas únicos de democracia, cada pueblo tiene el derecho de determinar de manera soberana cuál es el sistema más conveniente para la plena realización de los derechos humanos».Por eso, «intentar mantener al Consejo alejado de las prácticas que laceraron la antigua Comisión de los Derechos Humanos, que la llevaron a un total descrédito por la manipulación política a la que la sometieron las potencias occidentales, es un deber de los países que defienden los principios de no selectividad».
Cuba se sometió en mayo último al Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra, donde fueron positivos la inmensa mayoría de los planteamientos realizados al respecto por la comunidad internacional. (Cubaminrex-Granma)
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