Mañana, en España, votaremos en las elecciones Municipales, para elegir las Alcaldías que van a dirigir nuestro destino, a lo largo de cuatro años.
Triste realidad escuchar algunos Debates. Demasiados aspiran a puestos de responsabilidad por los beneficios que les depararan.
Duele que, demasiados votantes lo saben y los conocen, temeroso por la cultura del miedo que persiste: por temer a perder su puesto de trabajo si no le voto, o mi hijo necesita…o mi marido y…
Otros muchos no iran a votar ¿total para qué? es su respuesta. ¿Cómo puede una Sociedad funcionar si no la vestimos y dignificamos?
Sí deberían existir mayores controles que eviten la corrupción, los amiguismos.
En ciudades grandes es más fácil equivocarse, no así en las más pequeñas donde todos sabemos de todos, nos conocemos, hemos compartido vidas.
No obstante esta mañana, conversando con mis amigas, las monjas del Santuari de Puiggraciós, yo les decía que,
en día tan señalado, la Pascua de Pentecostés, día que el Espiritu Santo se posó encima de la cabeza de los Apóstolos en forma de lenguas de fuego, y les llenó de sabiduría y les otorgó el don de lenguas, sería pertinente que mañana, hiciera lo propio y accediera, sobre toda la gente de bien, para ayudarles a discernir como votar, y quienes son los necesitamos salgan de las urnas.
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