Estábamos en Granollers en Consejo de Redacción del Setmanari Plaça Gran. Mi marido, Primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Granollers, recibió la noticia y nos comunicó el Golpe de Estado.
Dimos por finalizada la reunión y nos dirigimos la alcaldía, en un intento de averiguar qué ocurría. Fuimos a ver al Comisario de Policía, Sr Reyes: NO tenía orden alguna, estaba muy nervioso.
La gente estaba asustada: el mañana era incierto. NUNCA sabremos la verdad de lo que pasó. Las contradicciones son múltiples. Eran muchos los que no se resignaban.
Lo triste, es que DEMASIADOS, siguen intentado, pasados los años, la desestabilización mientras una gran mayoría ansiamos una verdadera Democracia.
Nuestra familia era-es larga, nueve hijos, algunos de los cuales Universitarios, estudiaban en Barcelona donde permanecían toda la semana. Fuimos a buscarles para estar en casa y esperar acontecimientos que podían ser nefastos, juntos.
Golpe de Estado
Eran las 18’23h del 23 de febrero de 1981 cuando, los sables, dejaron oír su crepitar: Antonio Tejero teniente coronel de la Guardia Civil, entra en el Hemiciclo del Congreso de los Diputados en Madrid, al frente de 200 guardias civiles y secuestra el plenario, en el momento que iban a votar la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo.
Al grito de «todos al suelo», empuñando armas, disparando al aire, obliga a tumbarse a todos los presentes. Solo permanecieron en pie el Presidente del Gobierno Adolfo Suárez, el vicepresidente Gutiérrez Mellado y, el secretario general del PCE, Santiago Carrillo.
¿Les advirtió alguien desde dentro el momento en que debian entrar?
El Discurso fascista, en aquel intento de golpe de Estado, fracasará al día siguiente. Fueron largas horas de secuestro -hasta la mañana siguiente- mientras España permanecía en vilo, pendiente de lo que decidirían las autoridades supremas.
Papel muy dudoso por parte del Rey. Siempre he tenido la sensación de que tenía un pie en cada lado: uno junto a los asaltantes -seguro que conocía la situación-, otro junto a la legalidad, por si las moscas…
El plan de los golpistas tenía puntos clave: la toma del Congreso, la intervención de la División Acorazada Brunete y la incorporación al golpe de los capitanes generales, tras el bando que el mismo día se haría público en Valencia.
Fue una tarde-noche macabra-, sin noticias. Quienes podían y debían darlas estaban desaparecidos. El miedo es el peor compañero.
Algunos de los políticos locales de Granollers explicaron haber quemado ya sus documentos indiscretos. Proponían, además, de irse a dormir fuera de casa, para que nadie supiera donde estábamos. La mayoría decidimos permanecer en casa, junto a los nuestros.
El 24 de febrero, a las 11.50h el Gobierno-diputados-periodistas encerrados pueden abandonar el Hemiciclo.
Situación política en aquella época
Lo cierto es que el año 1981 el Gobierno de Adolfo Suarez pasaba momentos débiles. Quienes debían apoyarle, ni siquiera su partido estaban con él. No me cabe la menor duda, de que Adolfo Suarez hizo una gran labor en los tiempos difíciles de: desencuentro.
El 29 de enero, tras perder la confianza de su pueblo, presentó su dimisión como Presidente de Gobierno y de su partido UCD.
Fue nombrado sucesor Leopoldo Calvo Sotelo pero, en la investidura el día 20 de febrero, no obtuvo la mayoría necesaria. Una nueva votación estaba prevista para el 23F, día que los golpistas eligieron para llevar a cabo su intentona de Golpe de Estado.
A las órdenes del teniente coronel Tejero, pistola en mano, un grupo de miembros de la Guardia Civil entraron en las Cortes y secuestraron al poder legislativo y ejecutivo, al grito de «Todos al Suelo, esto es un Golpe de Estado». Mientras, en Valencia, el capitán general Milans del Bosch, publicaba un Bando de Guerra, y sacaba los tanques a la calle.
España entera vivió pendiente de la radio y la televisión -no existían móviles- para seguir los acontecimientos de aquel insólito asalto a las Cortes Españolas, movimiento en el que, muchos políticos del momento, estaban involucrados, incluso algún personaje real, al cual se le atribuye “compromiso” con la Democracia.
Juan Carlos I conocía con antelación que se iba a producir un golpe de Estado el 23 de febrero de 1981 y, a los pocos minutos de conocerse el asalto al Congreso de los Diputados, llegó a brindar con champán junto a sus familiares, según unas supuestas memorias de Sabino Fernández Campo, entonces secretario general de la Casa del Rey, reproducidas en su blog por el senador del PNV Iñaki Anasagasti.
Según estos recuerdos de Fernández Campo desvelados luego por el parlamentario vasco, fue el secretario general de la Casa del Rey quien aconsejó al Monarca de que debía condenar con rotundidad la intentona que encabezaron Alfonso Armada, Jaime Milans del Bosch y Antonio Tejero Molina, porque, de lo contrario, la Monarquía volvería a desparecer de España.
Siempre según este relato, que contradiría absolutamente la versión conocida hasta ahora de aquellos sucesos, Fernández Campo casi llegó a gritar a Juan Carlos para que se diera cuenta de la gravedad de la situación: “¡Señor!… ¿Está usted loco? Estamos al borde del precipicio y usted brindando con champán
¡Señor!, ¿no se da cuenta de que la Monarquía está en peligro? ¿No se da cuenta que puede ser el final de su reinado? ¡¡¡Recuerde lo que le pasó a su abuelo!!!”
¿Cómo está el mundo, cómo España, cómo Catalunya pasados 36 años?
Todo parece ciencia ficción… Sigue el desconcierto, ahora no es la guardia civil sino quienes gobiernan y sus “allegados” quienes nos tienen secuestrados: la Economía, la Educación, la Vivienda, la Sanidad, la Cultura, el Trabajo, la Dignidad de seres humanos, lo que equivale a decir la VIDA, sin que se vislumbre luz alguna.
¿Esperanzas perdidas? Pugnemos por la Dignidad
Es imprescindible que los personajes nefastos -haylos en demasía-, abandonen puestos de responsabilidad. O por decisión propia, o por vía judicial, demostremos que existe Justicia para todos.
Quienes no somos cómplices, nos sentimos humillados por las autoridades Políticas-Judiciales-Económicas que no ejercen su labor: estar al servicio de la ciudadanía, la que les eligió como representantes pero, no cumplen con su deber, combatir la maldad de quienes vulneran los principios de la Democracia, con el arte de la Corrupción, la mentira, abocando el país al caos, del que costará resarcirse.
Como canta Raimón, Digamos NO, «Nosaltres no som d’eixe món…»
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