Quienes hemos vivido la guerra civil, la postguerra, la Dictadura, la Transición, la susodicha Democracia, confiábamos en que nos encontrábamos en la encrucijada que nos conduciría a la anhelada Catalunya libre, años ha soñada, la que alcanzaría su Soberanía y, se convertiría en Republica, cual decidieron nuestros votos, en las urnas últimas elecciones que, por más INRI, convocó el partido que gobierna España desde Madrid, el pasado 21D 2017.
Pero, No salimos de sobresaltos. 1/O con todo lo que supuso: más de mil doscientos heridos uno de los cuales ha perdido un ojo. Palizas a viejos y jóvenes sin discriminar. Mentiras y acusaciones contra todos , pueblo pacífico que lo único que pretendemos es vivir en Paz a partir de nuestras posibilidades, NO las que nos otorga la España negra –grande y libre para unos pocos-. Presos políticos, exilio para otros, entre los cuales el President Carles Puigdemont legalmente elegido, presto a presentarse de nuevo.
Los ciudadanos de Catalunya, igual que todos los del Paneta Tierra, somos libres cual reza la Carta de los Derechos Humanos. Tristemente demasiados, entre los cuales quienes dirigen la Nación española están en fase aguda de Alzheimer. Han perdido la memoria y, lo están ignorando, aprovechando su dolencia.
Los catalanes y quienes aquí vivimos, somos libres para decidir nuestro futuro. Queremos dotar las Escuelas y Universidades Publicas catalanas con lo necesario, para que nuestros jóvenes estén preparados para la vida. Para que los Hospitales Públicos sigan siendo los mejores y mejor calificados, punto de Referencia como eran antes de que España pretendiera apoderarse de todo lo que ellos no tienen. No olviden, políticos incluidos, que venían de todas las provincias a ponerse en manos de nuestros hospitales y especialistas -sin pagar-. Que nuestra Cultura siga siendo punto de mira del mundo como lo ha sido de forma regular, de grandes creadores, no importa la materia. Queremos que nuestros artistas puedan vivir de su trabajo -ahora sin remunerar-, y no se vean obligados a emigrar donde les ofrezcan vida digna.
Libres para que nuestras pequeñas y medianas empresas continúen siendo fruto del deseo de la Economía mundial por su buen laborar. Ahora, en manos ajenas a beneficio propio, solo con afán de notoriedad. La mayoría de los «grandes» procura únicamente su bienestar, obviando, a los pequeños empresarios y trabajadores. Pequeños pero grandes, ya que, además de sacar adelante sus productos, velan y cuidan del bienestar de sus trabajadores, con los que luchan a diario codo a codo. No les avergüenza que les vean vestidos de obreros. Tal vez almuerzan juntos en la cooperativa que han puesto en marcha para cuidar de su gente: Un comedor punto de encuentro, una guardería para sus hijos en el trabajo habitual. Eso es lo que nos diferencia de los “grandes usurpadores” para los que solo cuentan sus Tarjetas negras o rojas, dinero que podría servir para mejorar los recursos de sus empleados.
A las órdenes de unos pocos, siempre los mismos con sedes políticas concretas, abrieron mercados al mundo, donde se explota a chicos y mayores por menos de un plato de comida. Se les obliga a laborar en horas y espacios indignos con, unos sueldos de miseria. Podríamos enumerar “marcas” pero tal vez tengan un rincón de su corazón presto a actuar a favor de los “miseriosos”. Esperemos tomen en cuenta el mal que están haciendo a los de acá y, a los de fuera, con falsas promesas y rectifiquen. Rectificar es cosa de sabios.
Todos los Gobiernos de España, desde la Transición, acabaron con el buen hacer, buen vivir de quienes, trabajando, teníamos resuelto el futuro de nuestras familias. Hoy, la mayoría de profesionales de Catalunya han sido víctimas de tales desatinos: médicos, abogados, maestros, periodistas, ingenieros. Gobiernos que han dado títulos privados a destajo, que han abierto fronteras y han dado prioridad a que vengan los que les sobran a otros países, cuando, los nuestros, están trabajando de forma exhaustiva sin opción a una vida digna cual corresponde a todos los seres humanos.
Catalunya puede caminar sola. La República es nuestra esperanza. ¡Adiós España!
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