Quienes hemos dedicado nuestra vida a favor de la Paz y la Solidaridad, nos resulta curioso el enunciado, hoy decadente: que los ciudadanos solo tenemos dos armas con las que procurar una vida digna: Educación-Cultura y Palabra.
Que para convivir es imprescindible educar. Educación que comienza en casa, aprendiendo de nuestros mayores: sus maneras. Escuchando-compartiendo sus consejos, sus conocimientos. También con nuestros vecinos, en la escuela, en la Sociedad.
Las vivencias con nuestros maestros nos ayudaran a crecer, admirar y descubrir nuestros orígenes.
A partir del aprendizaje, a través de la PALABRA, descubriremos el camino a seguir. Negociando, jamás imponiendo.
Palabra que será ley de vida, nuestra meta en todo momento.
Tristemente sobrevivimos en momentos de precariedad cultural, laboral, social, familiar. La Economía manda. Casi todo, se compra y se vende. Los Derechos Humanos quedan en la penumbra.