Nuestro mundo se enfrenta a un enemigo común: el COVID-19.
Este virus no entiende denacionalidad ni de etnia, facción o fe.
Ataca a todos, sin tregua.
Mientras tanto, los conflictos armados continúan en todo
el mundo.
Los más vulnerables —las mujeres y los niños, las personas con discapacidad,
las personasmarginadas y desplazadas —pagan el precio más elevado.
También son quienes tienenun mayor riesgo de sufrir devastadoras
pérdidas por el COVID-19.
No olvidemos que en los países devastados por la guerra
ha habido un colapso de los sistemas de salud.
Los profesionales de la salud, ya escasos, han sido con frecuencia atacados.
Los refugiadosy otras personas desplazadas por conflictos violentos
son doblemente vulnerables.
La agresividad del virus ilustra la locura de la guerra.
Por eso, hoy pido un alto al fuego mundial inmediato
en todos los rincones del mundo.
Secretario General de la ONU
António Guterres
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