El Padre Obispo, pastor, poeta y revolucionario sembrador de la Palabra del Evangelio asumió su compromiso de vida junto a los pobres, los indígenas en Sao Félix de Araguaya en el Mato Groso, Brasil. Catalán del pueblo de Balsareny sintió el llamado de dedicar su vida a Dios y al prójimo ingresando al seminario Claretiano y su compromiso como misionero; cuando es designado obispo de la Prelatura de Sao Félix de Araguaia en la selva del Mato Groso comienza a caminar, a conocer y compartir la vida con las comunidades indígenas y estar en comunión con la Madre Tierra, con los vientos y el río Araguaia, hermano de siempre junto a los pueblos originarios y campesinos, conocer sus culturas y forma de vida y sentir la indignación frente a las situaciones de injusticias y el dolor y muerte, asumió con coraje denunciar las violaciones de los derechos humanos que sufren las comunidades y las persecuciones bajo la dictadura militar brasileña y los terratenientes.
Son muchas las vivencias compartidas con Dom Pedro que sentimos muy cerca, su rebeldía contra las injusticias y el amor a la vida y el canto de sus poemas que hacen “caminar la palabra” a los cuatro vientos de la vida.
Son momentos de memoria de reflexión y oración compartida con Dom Pedro y con Dom Tomás Balduino Obispo de Goias, hermano en la fe y compañero en la caminada de la iglesia profética Pueblo de Dios; recuerdo cuando viajamos en su pequeño avión que Tomás piloteaba a Sao Felix de Araguaia al encuentro con el hermano Pedro y manifestarle nuestra solidaridad y apoyo. En esos días con Amanda compartimos la reflexión con la comunidad y pudimos conocer y apreciar el trabajo pastoral en su diócesis y su coherencia entre el decir y el hacer a pesar de las dificultades, viajamos en canoa por el río Araguaia recorriendo las comunidades de los Xabantes que nos recibían con amistad. La celebración en la catedral nos dio mucha fuerza y esperanza de un nuevo amanecer del Pueblo de Dios.
Recordamos algunas situaciones domesticas en la vida de Dom Pedro, pequeñas cosas cotidianas que nos dicen de quien se trata y quiero compartir una de ellas, como decía Schumacher, “Lo pequeño es hermoso”.
Viajamos de España a Sao Felix de Araguaia, fue un largo viaje y en Alicante compramos algunos turrones del lugar que le encantaban a Dom Pedro y cuando llegamos le entregamos el regalo en su casa, los elogió como los más sabrosos que conocía. Su casa muy humilde era un rancho con techo de paja y piso de tierra apisonada, donde la gente entraba y salía como si fuera de ellos, mientras conversábamos aparecieron en la ventana cabecitas de niños que nos miraban con curiosidad. Pedro abrió el paquete de turrones y comenzó a repartirlo entre los niños, un trozo para ti, otro por aquí, otro por allá y así cada niños pudo disfrutar de un trozo del turrón de Alicante, el único que no lo probo fue Pedro.-… Bueno, otra vez será,… en el próximo viaje cuando vengan nuevamente a visitarme. Tenía una estructura física aparentemente débil, pero con una fortaleza interior que irradiaba serenidad y decisión en sus actos.
Sus actitudes y la pastoral provocaba preocupación en el Vaticano que no veían con buenos ojos el trabajo y las posiciones del Dom Pedro en la iglesia de Sao Felix de Araguaia y su voz denunciando las violaciones de los derechos humanos por la dictadura militar y los terratenientes contra los indígenas y el campesinado.
La Iglesia de Brasil tuvo voces proféticas con las luces y desafíos de Vaticano II y Medellín surgieron las Comunidades Eclesiales de Base, organizando, orando y compartiendo las luchas y esperanzas del pueblo denunciando con fuerza la situación y violencia frente a la pobreza y el hambre, defendiendo la vida y exigiendo el respeto a las personas y al pueblo, voces que proclamaban el Evangelio, de Dom Pedro, el Cardenal Pablo Evaristo Arns, de Sao Paulo, Dom Helder Cámara Arzobispo de Olinda y Recife, Dom Antonio Fragoso Obispo de Grateus, Dom Loscheider Arzobispo de Fortaleza, Dom Tomás Balduino, Obispo de Goias, entre muchos otros obispos, sacerdotes, comunidades , religiosas y laicos que a riesgo de sus vidas compartieron el caminar del pueblo.
La voz de Dom Pedro no era una voz aislada, estaba acompañado por la fe y esperanza de muchos/as hermanos /as de caminada, no quería salir de Brasil por temor a que los militares no le permitan regresar a Sao Felix de Araguaia, pero sus palabras, sus poemas sembraban la resistencia y la esperanza en Latinoamérica y el mundo proclamando el Evangelio.
La voz de profetas y mártires de Abya Yala, el continente de la Tierra Fecunda fue sembrando en tierra fértil, son muchas las vivencias y encuentros con Dom Pedro , pero quiero retomar las palabras de una amiga, una hermana catalana, Monserrat Ponsa quien cuenta su experiencia en San Felix de Araguaia cuando visita a Dom Pedro y le hace un reportaje: “Monserrat le pregunta: “Qué opinaban los obispos ante vuestra intromisión en el país: “…sobre todo cuando la Iglesia pretendía hacer “misión redentora”, el pueblo reclamaba escuelas, trabajo, un techo dónde vivir…Eran tiempos de Paulo Freire el gran prohibido, el concientizador que comprometía y ayudaba a conocer la realidad, de Ernesto Cardenal, de Dom Helder Cámara…” señala que “siempre existe reticencia por miedo a politizar el Evangelio, afirma Pedro Casaldáliga, que usa sobrero de paja en lugar de mitra, remo, cual los indígenas de su tierra en sustituto del Báculo, anillo de coco negro, no de oro…”
Querido hermano Pedro permaneces en tu tierra, en las raíces del pueblo indígena, junto al río Araguaia que lleva en su caudal tu voz profética de la “Tierra, nuestra Libertad”, sembrando la luz y esperanza del Evangelio.
Adolfo Pérez Esquivel
Buenos Aires, 25-8-2020