El 1 de enero 2010 con los compañeros de la Marcha Mundial por la Paz a punto de tocar la marcha final, viajamos en bus de Santiago a Mendoza, largo trayecto a través de los Andes con un paisaje espectacular: montañas, ganado, agua que se desliza por las montañas en busca del rio. Frontera entre Chile y Argentina situada en lo alto de un cerro de 3.000 metros. Se diria que todo duerme, está en calma, somos los primeros del dia en pasarla. Frontera que nos llevó más de 40 minutos de papeleo, de charla con los responsables del puesto que les interesaba nuestra movida. Hermosa ruta a través de los Andes majestuosos, de colores que se modifican con las nubes, con el sol, cuando llega el anochecer.
El dia 2 Viajamos de Mendoza hasta Punta de Vacas. Nos acomodamos en pequeños hotelitos, a mi me asignaron ir a Puente del Inca. Nos alojamos en un destacamento donde se forman militares para controlar alta montaña, frontera con mucho trafiqueo, contrabando. Compartimos con ellos esperanzas e ideas, nuevas maneras de ser, de ver el ejército, la vida, el mundo, colaborando en temas de paz, no militares para la guerra.
El dia 3 de enero un hombre joven me abordó en plena calle, me abrazó y me dijo: te escuché el dia 27 y, lo que dijiste, me llegó al alma. Noté una fuerza extraña en mi corazón. Se que ocurriran muchas cosas, tus palabras han sido importantes, el detonante de todo. Perpleja intenté recordar, seguro que fue en Villa Grimaldi. Nunca supe quien era ni, el significado de mis palabras.
Viaje de vida y esperanza que jamás olvidaré y conservo en lugar privilegiado de mi corazón.
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