Nos duele el criminal bloqueo que desde hace 60 años padece Cuba por parte del Estado más poderoso del planeta, los EE.UU. Un bloqueo que le impide casi cualquier tipo de intercambio comercial, que cuesta vidas, que imposibilita recursos y que lastra cualquier mejora. Un bloqueo ilegal, rechazado una y otra vez por N.U En la última votación, en la que se exigía su levantamiento, solo se contabilizaron dos votos en contra, los de EE.UU e Israel.
A día de hoy Biden todavía mantiene las brutales restricciones que reinstauró Trump en su momento y que había retirado Obama. Es inadmisible que su Administración dé lecciones de nada mientras persiste el bloqueo, sobre todo cuando la Covid-19 está provocando una enorme crisis sanitaria, social y económica en toda la zona del Caribe. Sus economías, ligadas al turismo, sufren hoy especialmente.
Nos dolió la muerte por disparos de la policía, en las afueras de La Habana, del manifestante Diubis Laurencio Tejeda, como consecuencia de las protestas de miles de cubanos contra la situación económica que provoca el bloqueo y agrava la pandemia. También nos duelen las carencias que obligaron a la población los pasados 10 y 11 de julio a salir a manifestarse para exigir comida y recursos para garantizar una vida digna. Nos duelen las detenciones de manifestantes, las entradas en sedes de entidades y los distintos abusos que el poder está llevando a cabo.
Exigimos la puesta libertad y el fin de todos los cargos contra los encausados. Es imposible salvar Cuba sin los cubanos. Como lo es construir el socialismo, defender la propiedad pública, limitar la explotación del trabajo ajeno por propietarios privados, sin a la vez, poner en marcha de manera irrestricta el derecho de asociación, reunión, manifestación o expresión. Lo contrario, como acaba de ocurrir, debilita a Cuba y a su gobierno frente al bloqueo, la agresión, la intervención y la propia pandemia.