Carta abans de la matinada. Josep Mª Boixareu

marzo 29, 2020

Amigues, amics

Tenia el cap espès i he sortit a passejar pel porxo. Fa una tarda tristoia, cauen gotes i aquell matí radiant s’ha perdut entre el núvols. N’he fet uns quants de porxos entre plantes i cadires refugiades del mal temps que s’apropa. Si no fos perquè sé que no puc sortir de casa, aquí seria feliç. Mai no ho podem tenir tot i, quan sembla que ho tenim, la felicitat se’ns esmuny del cor. Sí, tinc espai, però em sento presoner entre arbres i plantes.

Surto poc de casa, però ara que no puc sortir en tinc ganes, com tanta gent. Alguns, però, han de sortir a comprar i s’ho alternen; també ho fan les famílies que tenen gos a casa; abans tothom es feia l’orni a l’hora de treure el gos a passejar; ara hi ha baralles per fer-ho. No ho entenc, si tens gos pots sortir al carrer més d’un cop al dia. Feliços els que tenen gos i… els gossos! Ho he pensat moltes vegades aquests dies. Que no se m’esverin els animalistes, però crec que tots els gossos del món no valen la vida d’una persona.

Capficat amb aquestes cabòries i d’altres, de sobte veig al capdavall del porxo un ocellet; no falla, és el pit-roig. Serà el mateix d’ahir al vespre o, potser el de l’any passat; no sé quan viuen els pit-roigs. Si fos el de l’any passat, em reconeixeria? Jo estava assegut i, poc a poc, amb recel, se m’anava apropant fins que m’arribava a tocar dels meus peus. S’hi estava un moment, temorós em mirava i, al cap de poc arrencava el vol. Al dia següent, però, hi tornava. Podria ser que cada dia es refiés més de mi, però un bon dia no va tornar. Seria el d’avui el mateix? No sé quant temps viuen, un any? Més d’un any? Quants? La qüestió és que el d’avui no m’ha deixat acostar-m’hi gaire. Potser perquè jo em movia? Podria ser el bastó? Ahir la nit, el vaig veure a través de les vidres. No estava sol, hi havia una merla que revoltava i revolava. No es feien cas però junts em van fer passar l’estona fins que es va fer fosc.

La primera en aparèixer va ser la merla, tota de negre amb el bec groc. No és tan lletja com la garsa perquè és més petita, però és més negre i té el bec groc; quina cosa tan estranya… Es va passar una estona volant baix a l’altra banda dels vidres; si s’acostava massa fugia ràpidament. La molt pilla em veia. Més tard va aparèixer el pit-roig; aquest es posava una estona damunt de la jardinera de darrere mateix del vidre, em mirava i acabava volant. El pit-roig és simpàtic, la merla esquerpa.

No sé ben bé per què, la merla em va recordar el ministre de Sanitat; fixeu-vos-hi bé i no trobareu la semblança tan descabdellada. Era, enmig de la penombra dels arbres, com una reducció del Salvador Illa, aquell que la nit abans havien cessat i, com que els crits de l’Iceta es van sentir des de Madrid, el van rehabilitar i després van dir que només l’havien cessat de cap de compres de material sanitari. Potser si a la Roca del Vallès, en comptes de fer-lo alcalde, l’hagessin fet cap de compres de la Roca Village n’hauria aprés més.

Malauradament, aquests dies, la centralització autoproclamada per l’Estado de alarma por el coronavirusn’ha posat de relleu uns quants d’aprenents de Sanitat i de política. La seva incompetent tossuderia ha provocat i està provocant més malalts i més morts del que tocaria si les coses s’haguessin fet millor. Només que haguessin fet cas del govern de la Generalitat i de l’alcalde de Madrid, tancant aquests dos territoris, ens hauríem estalviat molt dolor. Només cal llegir la premsa estrangera per adonar-se’n. Madrid no se cierra! Cerrar Catalunya? Fins i tot no volien que es perllongués el confinament de la Vall d’Òdena. Un cop comprovat que el desastre anava de mal en pitjor, han hagut de baixar del burro, si és que algú sap si el burro és el de baix o els de dalt. Confinament total! Però, el morts de més ja hi son. Criminals!

Ja és capvespre. Me’n vaig darrere la vidriera a tafanejar si encara veig el pit-roig. La merla m’estimo més no veure-la. Em porta mals records.

Vostre,

Josep M. Boixareu Vilaplana


Las crisis de la izquierda latinoamericana. Emir Sader

febrero 23, 2016

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ALAI AMLATINA, 22/02/2016.- Se puede decir que hay dos izquierdas en América Latina y que ambas padecen de crisis, cada una a su manera. Una es la que llegó a los gobiernos, empezó procesos de democratización de las sociedades y de salida del modelo neoliberal y que hoy se enfrenta a dificultades –de distinto orden, desde afuera y desde adentro– para dar continuidad a esos procesos. La otra es la que, aun viviendo en países con continuados gobiernos neoliberales, no logra siquiera constituir fuerzas capaces de ganar elecciones, llegar al gobierno y empezar a superar el neoliberalismo.

La izquierda posneoliberal ha tenido éxitos extraordinarios, aún más teniendo en cuenta que los avances en la lucha contra la pobreza y la desigualdad se han dado en los marcos de una economía internacional que, al contrario, aumenta la pobreza y la desigualdad. En el continente más desigual del mundo, cercados por un proceso de recesión profunda y prolongada del capitalismo internacional, los gobiernos de Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador han disminuido la desigualdad y la pobreza, han consolidado procesos políticos democráticos, han construido procesos de integración regional independientes de Estados Unidos y han acentuado el intercambio Sur-Sur.

Mientras que las otras vertientes de la izquierda, por distintas razones, no han logrado construir alternativas a los fracasos de los gobiernos neoliberales, de las cuales los casos de México y de Perú son los dos más evidentes, mostrando incapacidad, hasta ahora, de sacar lecciones de los otros países, para adaptarlas a sus condiciones específicas.

¿En qué consiste la crisis actual de las izquierdas que han llegado al gobierno en América Latina? Hay síntomas comunes y rasgos particulares a cada país. Entre ellos están la incapacidad de contrarrestar el poder de los monopolios privados de los medios de comunicación, aun en los países en los que se ha avanzado en leyes y medidas concretas para quebrar lo que es la espina dorsal de la derecha latinoamericana. En cada uno de esos países, en cada una de las crisis enfrentadas por esos gobiernos, el rol protagónico ha sido de los medios de comunicación privados, actuando de forma brutal y avasalladora en contra de los gobiernos, que han contado con éxitos en su gestión y un amplio apoyo popular.

Los medios han ocultado los grandes avances sociales en cada uno de nuestros países, los han censurado, han tapado los nuevos modelos de vida que los procesos de democratización social han promovido en la masa de la población. Por otro lado, destacan problemas aislados, dándoles proyecciones irreales, difundiendo incluso falsedades, con el propósito de deslegitimar las conquistas logradas y la imagen de sus líderes, sea negándolas, sea intentando destacar aspectos secundarios negativos de los programas sociales.

Los medios han promovido sistemáticamente campañas de terrorismo y de pesimismo económico, buscando bajar la autoconfianza de las personas en su propio país. Como parte específica de esa operación están las sistemáticas denuncias de corrupción, sea a partir de casos reales a los que han dado una proporción desmesurada, sea inventando denuncias por las cuales no responden cuando son cuestionados, pero los efectos ya han sido producidos. Las reiteradas sospechas sobre el accionar de los gobiernos producen, especialmente en sectores medios de la población, sentimientos de crítica y de rechazo, a los que pueden sumarse otros sectores afectados por esa fabricación antidemocrática de la opinión pública. Sin ese factor, se puede decir que las dificultades tendrían su dimensión real, no serían transformadas en crisis políticas, movidas por la influencia unilateral que los medios tienen sobre sectores de la opinión pública, incluso de origen popular.

No es que sea un tema de fácil solución, pero no considerar como un tema fundamental a enfrentar es subestimar el nivel en que la izquierda está en mayor inferioridad: la lucha de las ideas. La izquierda ha logrado llegar al gobierno por el fracaso del modelo económico neoliberal, pero ha recibido, entre otras herencias, la hegemonía de los valores neoliberales diseminados en la sociedad. “Cuando finalmente la izquierda llegó al gobierno, había perdido la batalla de las ideas”, según Perry Anderson. Tendencias a visiones pre-gramscianas en la izquierda han acentuado formas de acción tecnocráticas, creyendo que hacer buenas políticas para la gente era suficiente como para producir automáticamente conciencia correspondiente al apoyo a los gobiernos. Se ha subestimado el poder de acción de los medios de información en la conciencia de las personas y los efectos políticos de desgaste de los gobiernos que esa acción promueve.

Un otro factor condicionante, en principio a favor y luego en contra, fue el relativamente alto precio de los commodities durante algunos años, del que los gobiernos se aprovecharon no para promover un reciclaje en los modelos económicos, para que no dependieran tanto de esas exportaciones. Para ese reciclaje habría sido necesario formular y empezar a poner en práctica un modelo alternativo basado en la integración regional. Se ha perdido un período de gran homogeneidad en el Mercosur, sin que se haya avanzado en esa dirección. Cuando los precios bajaron, nuestras economías sufrieron los efectos, sin tener como defenderse, por no haber promovido el reciclaje hacia un modelo distinto.

Había también que comprender que el período histórico actual está marcado por profundos retrocesos a escala mundial, que las alternativas de izquierda están en un posición defensiva, que de lo que se trata en este momento es de salir de la hegemonía del modelo neoliberal, construir alternativas, apoyándose en las fuerzas de la integración regional, en los Brics y en los sectores que dentro de nuestros países se suman al modelo de desarrollo económico con distribución de renta, con prioridad de las políticas sociales.

En algunos países no se ha cuidado debidamente el equilibrio de las cuentas públicas, lo cual ha generado niveles de inflación que han neutralizado, en parte, los efectos de las políticas sociales, porque los efectos de la inflación recaen sobre asalariados. Los ajustes no deben ser trasformados en objetivos, pero si en instrumentos para garantizar el equilibrio de las cuentas públicas y eso es un elemento importante del éxito de las políticas económicas y sociales.

Aunque los medios de información hayan magnificado los casos de corrupción, hay que reconocer que no hubo control suficiente de parte de los gobiernos del uso de los recursos públicos. El tema del cuidado absoluto de la esfera pública debe ser sagrado para los gobiernos de izquierda, que deben ser los que descubran eventuales irregularidades y las castiguen, antes de que lo hagan los medios de información. La ética en la política tiene que ser un patrimonio permanente de la izquierda, la transparencia absoluta en el manejo de los recursos públicos tiene que ser una regla de oro de parte de los gobiernos de izquierda. El no haber actuado siempre así hace que los gobiernos paguen un precio caro, que puede ser un factor determinante para poner en riesgo la continuidad de esos gobiernos, con daños gravísimos para los derechos de la gran mayoría de la población y para el destino mismo de nuestros países.

Por último, para destacar algunos de los problemas de esos gobiernos, el rol de los partidos en su condición de partidos de gobierno nunca ha sido bien resuelto en prácticamente ninguno de esos países. Como los gobiernos tienen una dinámica propia, incluso con alianzas sociales y políticas con la centro izquierda, en varios casos, esos partidos deberían representar el proyecto histórico de la izquierda, pero no han logrado hacerlo, perdiendo relevancia frente al rol preponderante de los gobiernos. Se debilitan así la reflexión estratégica, más allá de las coyunturas políticas, la formación de cuadros, la propaganda de las ideas de la izquierda y la misma lucha ideológica.

Nada de eso autoriza a hablar de “fin de ciclo”. Las alternativas a esos gobiernos están siempre a la derecha y con proyectos de restauración conservadora, netamente de carácter neoliberal. Los gobiernos posneoliberales y las fuerzas que los han promovido son los elementos más avanzados que la izquierda latinoamericana dispone actualmente y que funcionan también como referencia para otras regiones de mundo, como España, Portugal y Grecia, entre otros.

Lo que se vive es el final del primer periodo de la construcción de modelos alternativos al neoliberalismo. Ya no se podrá contar con el dinamismo del centro del capitalismo, ni con precios altos de las commodities. Las clave del paso a un segundo período tienen que ser: profundización y extensión del mercado interno de consumo popular; proyecto de integración regional; intensificación del intercambio con los Brics y su Banco de Desarrollo.

Además de superar los problemas apuntados anteriormente, antes que todo crear procesos democráticos de formación de la opinión pública, dar la batalla de las ideas, cuestión central en la construcción de una nueva hegemonía en nuestras sociedades y en el conjunto de la región.

Hay que construir un proyecto estratégico para la región, no solo de superación del neoliberalismo y del poder del dinero sobre los seres humanos, sino de construcción de sociedades justas, solidarias, soberanas, libres, emancipadas de todas las formas de explotación, dominación, opresión y alienación.


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