Adiós neoliberalismo en México. Angel Guerra Cabrera

diciembre 6, 2018

La toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador como presidente ha confirmado la telúrica voluntad de cambio de régimen expresada el 1 de julio por más de 30 millones de mexicanos. La desbordante manifestación popular en la capital y otras ciudades, las lágrimas de emoción de muchas personas. Los valientes y sustantivos discursos de AMLO en el Congreso y en el Zócalo, muchas de las promesas de campaña ya convertidas en leyes. No hay duda de que México se adentra en el cuarto eslabón de su trayectoria de enormes cambios políticos y sociales, iniciada por Hidalgo y Morelos, continuada por Juárez, los Flores Magón, Madero y Carranza, Zapata, Villa y el general Lázaro Cárdenas.

Las grandes huelgas obreras de los cincuentas y sesentas, el ciclo de lucha armada iniciado en el cuartel de Madera, el movimiento estudiantil-popular de 1968, la eclosión del Frente Democrático Nacional, el levantamiento zapatista de 1994, las luchas sociales contra las políticas neoliberales, y la gran cruzada lopezobradorista por un nuevo México, hostilizada sin piedad por los pulpos mediáticos y víctima de monumentales fraudes electorales, son antecedentes inmediatos del nacimiento del Movimiento de Regeneración Nacional(MORENA) y su llegada al gobierno el pasado 1 de diciembre.

AMLO ha pronunciado conceptos para la historia en estos días. Tomo esta cita que a mi juicio explica el cuadro político y social propiciatorio de que el recio líder popular brotado en la Chontalpa y, ahora por fin con la banda presidencial al pecho, haya llegado hasta allí: “La crisis de México se originó, no sólo por el fracaso del modelo económico neoliberal, aplicado en los últimos 36 años, sino por el predominio… de la más impúdica corrupción pública y privada…Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y la pequeña minoría que ha lucrado con el influyentismo. Esa es la causa principal de la desigualdad económica y social y también de la inseguridad y la violencia que padecemos… En este tiempo, la economía ha crecido en dos por ciento anual. Y tanto por ello como por la tremenda concentración del ingreso en muy pocas manos, se ha empobrecido a la mayoría de la población hasta llevarla a buscarse la vida en la informalidad, a emigrar masivamente o a buscar el camino de las conductas antisociales”.

Desde su elección, AMLO aprovechó los cinco meses transcurridos hasta ser investido presidente para perfilar su futuro gabinete y avanzar en su plan de gobierno apoyado en la mayoría legislativa conseguida por Morena y sus aliados de la coalición Juntos Haremos Historia. Así que el 1 de diciembre, cuando rindió protesta, ya tenía cumplidas o rumbo a cumplir varias promesas de su campaña electoral. Entre ellas cito la cancelación del aeropuerto que una minoría depredadora pretendía construir en Texcoco, indiferente a la catástrofe ecológica que traería y con el único fin de aumentar sus obscenas fortunas; la disolución del Estado Mayor Presidencial, instrumentador de irritantes privilegios y de nada glorioso historial; la venta de fastuoso avión presidencial y pronto de la flota aérea al servicio de los altos funcionarios; finiquitar Los Pinos como residencia presidencial y transformarla en una casa de cultura y esparcimiento ciudadano; liquidar las onerosas pensiones de los ex presidentes y los privilegios de que disfrutaban con cargo al presupuesto, incluyendo el numeroso personal militar y civil a su servicio; derogar la supuesta reforma educativa, humillante para los maestros; duplicar la pensión universal a los adultos mayores, extensible a las personas con capacidades diferentes; inéditas becas a estudiantes preparatorianos y universitarios, programa para cientos de miles de jóvenes humildes, que ahora no estudian ni trabajan y recibirán salario como aprendices. A “por el bien de todos primero los pobres”, AMLO ha añadido “primero los indígenas”.

Destacan por su simbolismo la creación, por decreto presidencial, de la Comisión de la Verdad sobre Ayotzinapa, horrendo crimen impune de desaparición de 43 jóvenes estudiantes, y, medio siglo después de 68, la desaparición del cuerpo de granaderos de la capital, una de las demandas de aquel movimiento. Ambas medidas indican que en el gobierno que inicia no habrá represión a los movimientos populares, hecho inédito en décadas.

Resalta la presencia de una importante representación de jefes de Estado latinoamericanos en la instalación de AMLO, incluyendo entre ellos a los presidentes Miguel Díaz-Canel, de Cuba; Evo Morales, de Bolivia y Nicolás Maduro de Venezuela. Este a contrapelo de grandes presiones de la derecha y de las bocinas mediáticas. Al presentar al primero, AMLO mencionó a la “hermana” Cuba, y lo sentó a su lado en la comida. México, aseguró, no dejará de pensar en Simón Bolívar y José Martí, quienes junto con Benito Juárez nos siguen guiando…


El aeropuerto y la impronta de AMLO. Angel Guerra Cabrera

noviembre 8, 2018
Andrés Manuel López Obrador es la gran esperanza, contra la corrupción y destrucción de aquello que afecta la vida de la ciudadania. Gracias Ángel Guerra por ponernos al día con un tema esperanzador. Duele leer siempre perversidades.
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Con la decisión de cancelar la construcción del aeropuerto en Texcoco apoyado en una consulta popular, Andrés Manuel López Obrador, aun sin tomar las riendas, ha lanzado una idea poderosa del giro que imprimirá a su sexenio. En su mandato no tomará las decisiones la minoría local y extranjera enriquecida obscenamente durante las décadas de festín neoliberal con las corruptas privatizaciones, las exenciones de impuesto, la adjudicación de obras públicas a los cuates, el otorgamiento de depredadoras concesiones mineras y energéticas y la especulación financiera.

No animará al gobierno el propósito de enriquecer a unos pocos a costa del despojo de la gran mayoría y de la destrucción del medioambiente. El presidente constitucional, electo por treinta millones de votos, gobernará atento a los intereses y la opinión del pueblo. De continuar por esa senda, el rumbo del país no será piloteado, como hasta ahora, por los organismos financieros internacionales controlados por Washington, cuyas decisiones han empobrecido integralmente y cancelado sus esperanzas y sueños a decenas de millones de mexicanos. El rumbo será decidido en México y por las instituciones que deben hacerlo según el texto constitucional, más la nueva legalidad y constitucionalidad que, con la mayoría legislativa de MORENA, va surgiendo de líneas maestras como la austeridad republicana, el combate a la corrupción, los ambiciosos nuevos programas sociales, el nuevo enfoque no militarizado de la seguridad, o la instauración de la democracia participativa en la decisión de las políticas públicas.

Comienza a cobrar cuerpo la idea lopezobradorista de la “cuarta transformación”, una comparable, por el calado e impronta de sus realizaciones, a las guerras de independencia, la reforma juarista y la Revolución Mexicana. Que no se rija por las imposiciones de la agonizante globalización neoliberal ni cualquier otra orientación foránea, enajenante de la independencia nacional.

La cancelación del aeropuerto en Texcoco ya justificaría esta afirmación. Pero existen otros hechos igualmente importantes que delinean el surgimiento de un nuevo país. Me limito por ahora a mencionar dos cuestiones de la mayor trascendencia. Las históricas y fructíferas reuniones del futuro presidente con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, bastión del sindicalismo independiente, defensora y gestora activa e inclaudicable de la educación púbica, laica, gratuita y universal y de las luchas sociales de México por su independencia, soberanía y defensa de los derechos de los pueblos originarios. Quién podía imaginar que un presidente de México se reuniría y expresaría su admiración y respeto hacia este combativo destacamento, cuyos miembros han sido duramente reprimidos por los anteriores gobiernos y denostados por los medios hegemónicos como delincuentes, violentos y holgazanes. De igual modo, optar por una política exterior regida realmente por los avanzados conceptos plasmados en el artículo 89 constitucional: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de las controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales, la igualdad jurídica de los estados, la cooperación internacional y la lucha por la paz y la seguridad internacionales.

El proyecto político que se dibuja en México, un país de tanta importancia geopolítica, histórica, cultural y económica en Nuestra América ha hecho que vuelvan a él las miradas con esperanza las fuerzas de izquierda, los movimientos populares y los gobiernos revolucionarios y progresistas de la región. Pero incluso más allá, en agrupaciones como Podemos, Syriza y el laborismo de Jeremy Corbyn, quien acaba de expresarse en términos muy elogiosos sobre López Obrador y sus propuestas. Resulta también sobresaliente el interés mostrado por Rusia y China en relacionarse con el nuevo gobierno.

De igual modo, la derecha se articula en Hispanoamérica de la mano de José María Aznar para provocar al gobierno entrante y continuar su demencial y sistemática agresión contra la Venezuela bolivariana. Un grupo de los ex presidentes neoliberales más reaccionarios, impopulares y detestados por sus pueblos, reunidos bajo el curioso nombre de IDEA, pide a AMLO que no invite al presidente Nicolás Maduro a su toma de posesión. A sabiendas de que ya el nuevo gobierno ha fijado muy claro su postura indeclinable de invitar a todos los jefes de Estado o gobierno de los países con los que México tiene relaciones diplomáticas, continúan insistiendo en este designio discriminatorio en el que tan activos se han mostrado el Partido Acción Nacional y los ex presidentes Fox y Calderón sin obtener mayor atención.

La victoria en México de un gobierno independiente, democrático y defensor del interés nacional cobra el mayor relieve ante la grave amenaza del fascismo en Brasil.


Silvio Rodríguez irá a la Investidura de López Obrador. Pedro Martínez Pírez

octubre 8, 2018

La revelación de que el destacado cantautor cubano Silvio Rodríguez asistirá como invitado a la toma de posesión del presidente electo de México, confirma el ambiente positivo que prevalece en medios oficiales y populares de Cuba por el reciente triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador.

“Fui invitado a presenciar la investidura como Presidente de México de mi amigo Andrés Manuel López Obrador y claro que pienso ir”, publicó en su blog SEGUNDA CITA el laureado músico cubano en respuesta a una pregunta formulada por uno de sus seguidores.

Agregó el notable trovador que se siente muy honrado de poder presenciar el juramento presidencial de Andrés Manuel, y que simbólicamente significará una sinfonía para el pueblo mexicano y de toda Nuestra América.

Silvio Rodríguez manifestó que irá a la toma de posesión de López Obrador no como músico para cantar, sino como amigo del nuevo presidente mexicano.

La multinacional TeleSur recordó que Silvio Rodríguez cantó en noviembre de 2006 en el Zócalo de Ciudad de México en un acto de protesta organizado por López Obrador ante al fraude cometido en su contra en las elecciones que llevaron a la presidencia al derechista Felipe Calderón.

También es conocido que la esposa de López Obrador, Beatriz Gutiérrez, interpretó el pasado año la famosa canción de Silvio Rodríguez titulada EL NECIO, para un documental sobre la vida de su esposo.

En una entrevista concedida recientemente a TeleSur el nuevo Presidente cubano Miguel Díaz-Canel, dijo que México es una nación entrañable que mantuvo siempre sus relaciones con Cuba, y comentó que la elección de López Obrador constituye una esperanza para México y para toda América Latina y el Caribe.

 


México con López Obrador, en el punto de mira del mundo

julio 1, 2018
Aunque lidera todos los sondeos, se diría que el futuro está en manos de López Obrador pero, México es México y, los contrincantes son los más expertos en fraudes. LópezOobvrador Lidera todas las previsiones pero, esperemos confirmaciones verídicas. Desde fuera, tenemos claro que será el próximo Presidente de aquel complicado país que tanto envidian y temen sus amigos del Norte.
Andres Manuel Lopez Obrador, votando durante la jornada de este domingo
Andres Manuel Lopez Obrador, votando durante la jornada de este domingo (Pedro Mera / Getty)

Andrés López Obrador candidato de la izquierda, lider del Movimiento Regeneración Nacional emitió su voto en el sur de la capital, en la delegación Coyoacány. Su máxima ambición: acabar con la corrupción. Vamos a desterrarla del país, ha manifestado cuando ha ejercido su derecho de voto.

El actual presidente del país, Enrique Peña Nieto, destacó, después de votar, cerca de la residencia oficial de Los Pinos que, según los reportes de la autoridad electoral, el proceso se está llevando a cabo de manera ordenada y pacífica, en un clima de armonía social.

Las urnas, con 157 mil  mesas electorales, permanecerán abiertas diez horas, hasta las 18.00 hora local (23.00 GMT), con un total de 157.000 mesas.

¿Quien es López Obrador?

Nació el 13 de noviembre de 1953 en Villa de Teoetitán, Macuspana, Tabasco, al sudeste de México. Es el mayor de los siete hijos de Andrés Manuel López Román y Manuela Obrador González, hija de un español originario de Santander y exiliado en México cuando la guerra civil española. Su padre radicó en el puerto de Veracruz, donde conoció a su esposa Gertrudis González. Es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México.


México, más cerca del cambio. Ava Gómez y Camila Vollenweider.

junio 26, 2018

Faltando escasos días para que se celebren las elecciones federales (Presidencia, Senado y Cámara Baja) y locales en México (Gubernaturas, Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Congresos locales, Ayuntamientos, Juntas Municipales y Alcaldías), se puede hablar de todo menos de normalidad democrática. En una campaña que cuenta ya con más de 400 agresiones y 116 asesinatos de políticos y candidatos, vemos cómo la crisis se cierne sobre un país incapaz de salir de la espiral de violencia de la era Peña Nieto.

A los altos niveles de violencia se suman a los escándalos de corrupción que se hicieron públicos durante la campaña, con acusaciones que afectan fundamentalmente a los dos candidatos del establishment. Por un lado, José Antonio Meade (Todos por México), quien recientemente fue señalado por un desfalco millonario por parte de Odebrecht a Petróleos de México (Pemex) mientras fue secretario de Energía y presidente del Consejo de Administración de Pemex, en el sexenio de Felipe Calderón. Y, por otra parte, la acusación de fraude fiscal que ronda sobre Ricardo Anaya (Por México al Frente), casi desde el inicio de la contienda.

I

El agotamiento del modelo y el deseo de cambio de la sociedad mexicana (que en un 80% rechaza el Gobierno del PRI, y reivindica el cambio político –según los datos del último Latinobarómetro)– le han permitido a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) mantener un crecimiento sostenido en intención de voto para la Presidencia, con escasas fluctuaciones, desde que comenzó la campaña electoral.

La tendencia de preferencias ciudadanas parece ser clara: Andrés Manuel López Obrador roza, desde principios de junio, el 50% mientras que Anaya se ha estancado en el 27% y Meade no supera el 20%. Es sintomático que ya no se hable de quién va a ganar en las próximas elecciones, sino de por cuánto ganará AMLO.

También, dentro de las elecciones federales, la intención de voto de las presidenciales arrastra la tendencia al Legislativo, donde se estima que el partido MORENA, del contendiente López Obrador, será el más votado.

Los sondeos indican que alcanzará cerca del 40% del sufragio y su bancada –sumando los votos del PES y del PT– ocuparía el 46% de la Cámara de Diputados. Con ese caudal de votos, según el sistema electoral mexicano, la coalición podría obtener 260 de 500 curules en disputa. Otra encuesta reciente prevé que la coalición MORENA-PT-ES obtendría entre 236 y 298 curules de mínima y de máxima, respectivamente. En segundo lugar, quedaría la coalición que integra el PAN, con 120 diputados como mínimo y 176 como máximo. En tercer puesto, quedarían el PRI y sus aliados, con un máximo de 105 curules (y un mínimo de 62).

En el Senado la tendencia es similar. El total de intención de voto sumado de MORENA, PES y PT es del 46% (obtendría la mitad de los senadores), mientras que los partidos PRI y PAN junto con sus aliados alcanzan el 21% y 33%, respectivamente.

II

En las elecciones locales se juegan 2.777 cargos de elección popular. La contienda por la Jefatura de la Ciudad de México es una de las más relevantes (casi 9 millones de personas residen en la capital). Allí, la candidata de “Juntos Haremos Historia” mantiene las altas preferencias que, a nivel nacional, se tienen por los candidatos del cambio. La candidata por esta sigla, Claudia Sheinbaum, tiene 38,8%, seguida de Alejandra Barrales, con 23,9%, de “Por la Ciudad de México al Frente” (coalición que, a nivel federal, encabeza Ricardo Anaya).

De las ocho gubernaturas en juego, cinco serían favorables a una victoria de los candidatos de “Juntos Haremos Historia”: Puebla, Morelos, Chiapas, Tabasco –tierra donde nació AMLO– y Veracruz. La coalición PAN-PRD-MC tendría una victoria contundente en Guanajuato, el PRI en Yucatán y Movimiento Ciudadano (sin alianza) en Jalisco. Todo parece indicar que la coalición liderada por AMLO conseguirá, en estas elecciones, cambiar de manera muy significativa el mapa político del país.

III

Aunque se avizora un cambio político, el pasado reciente –atravesado por la experiencia del fraude en las elecciones de 2006 y el escándalo de compra de votos de las elecciones de 2012– hacen necesario tomar estos pronósticos con precaución. No debe soslayarse que los sondeos no cuentan con el poder de las maquinarias en el nivel territorial. Éstas tienen un poder que no solo se basa en la compra de votos en las zonas más pauperizadas del país sino, también, en la presión que ejercen las bandas parapoliciales y asociadas al narcotráfico, que poseen facilidades para la coacción del electorado. Todo ello en un país donde la abstención, históricamente, ha oscilado entre el 40% y el 60% de los registrados en el padrón. Es decir, promediando las tasas de abstención, en México eligen al presidente 45 millones de personas en un país de 127,5 millones.

Sin embargo, las particularidades de estas elecciones tal vez marquen un antes y un después en la historia reciente del país del Norte. Un hecho sin precedentes es que hay 12 millones de jóvenes en el padrón electoral; para muchos de ellos es la primera vez que se respiran aires reales de cambio. Las maquinarias y la violencia política son, quizás dos potentes razones para que, esta vez, la resignación dé lugar a la ilusión.

Fuente: Centro Estrategico Latinoamericano de Geopolitica


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