La culpa es de los que tienen hambre. Claudia Rafael

septiembre 6, 2019

 

(APe).- El dedo acusador del Estado depositó la culpa en el pobrerío. Ese que noche tras noche, mañana tras mañana, recorre las calles de tierra y olvido y mete sus manos ajadas en lo que otros abandonan. Para sumar migajas al flaco banquete cotidiano. Pan viejo, harina o arroz con gorgojos o una bolsa de sal que no era sal. Doce niñas y niños y dos adultos terminaron internados en el hospital municipal de Olavarría con una grave intoxicación con bromato de potasio. Una bolsa de basura en la puerta de una panadería contenía recipientes con ese químico usado como mejorador del pan pero prohibido en Argentina desde 1997. Y que ese Estado que señala a los más desarrapados como culpables de haberse y haber intoxicado en el intento desesperado por sobrevivir, no controla. O permite abiertamente quién sabe por qué razones.

Fue en el barrio Lourdes, histórico bastión del sistema abandónico, en que funcionan un par de comedores que nunca alcanzan, donde se armó el almuerzo de una familia extendida de padres, hijos, tíos, sobrinos, abuelos. El bromato no sala, entonces hay que echar más y más sin sospechar siquiera que el veneno les iba entrando al cuerpo.

Es en los arrabales de la ciudad que se llamó a sí misma capital del trabajo en que viven y deambulan los exiliados que no caben en la lógica de aquellos que mueven las piezas del mundo en base al dólar, a la soja o a los lingotes del vil metal.

Este fin de semana fue el bromato de potasio como hace una década fueron unos falsos alfajores en la puerta de una veterinaria de la misma ciudad que eran en verdad veneno para ratas. Porque los pobres de toda pobreza, los hambrientos, los hurgadores de sobrantes, los que sólo sirven a los ojos del poder como los que les asegurarán su permanencia en el trono son los hijos, los nietos y los padres de la miseria. Los culpables de su propia hambre. Los responsables de su propio envenenamiento. Los que eligen vivir, enfermarse o morir con sus propias pócimas. Y como escribió Alfredo Grande alguna vez en esta agencia “el sistema predador consigue que el intoxicado, el envenenado, el consumido en sus propias inmundicias, se sienta dignamente culpable de su destino”.

La municipalidad de Olavarría fue más que clara: desde la Secretaría de Salud se “determinó que un error en la preparación de los alimentos en un domicilio particular en la calle Fassina al 600 fue el causante de la intoxicación de niños y adultos”. Unos y otros deberán formar fila contra el paredón de los vulnerados para ser lapidados estatal, social y mediáticamente por ser culpables irredentos de su propia indigencia.

Hasta que la tortilla se vuelva.


Algo va mal cuando nos tenemos que manifestar para decir que matar está mal. Iñaki Alegria

julio 15, 2016

algo va mal

Algo va mal cuando nos tenemos que manifestar para decir que matar está mal.

Ayub vive entre la abundancia. Alima, su vecina, vive de la comida que Ayub tira a la basura. Los desechos de Ayub son el alimento de Alima. Alima y Ayub están en la misma altura. Son personas los dos, como tú y como yo. Con los mismos derechos, con la misma dignidad.

La desigualdad aumenta más que nunca, el que ya tenía aún tiene más, y que poco tenía aún menos.

Algo va mal…

No estamos yendo por el buen camino.
Algo va mal cuando una vida está por encima de otra.

Algo va mal cuando nos tenemos que manifestar para decir que matar está mal.

Algo va mal cuando 62 personas tienen la misma riqueza que 3600 millones de personas.

Algo va mal cuando valoramos el “tener” por encima del “ser”

Algo va mal cuando amamos más el dinero que las personas.

Algo va mal cuando nos amamos más a nosotros mismos que al prójimo.
Algo va mal en este mundo

El 90% del dinero se dedica al 10% de la población.

5 millones de muertes en niños menores de 5 años podrían haberse evitado con el conocimiento actual.

Vivimos en el mundo de las cifras, nunca el mundo estuvo tan medido, así nos pensamos que lo controlamos todo, cuando en realidad no controlamos nada y todas las cifras son mentira, todo son estadísticas, aproximadas, que olvidan y hacen invisibles a miles de personas.

“70 millones de personas acumulan lo mismo que 7000 millones.

El 46% de la riqueza está en manos del 1%.

Alima, Nassaneth siguen sin tener nada para comer…

Debemos recuperar la inocencia de un niño, el compartir, el Amor al prójimo, el Amor.


Iñaki Alegria. Nadie está a favor del hambre, pero tampoco casi nadie hace nada en contra

junio 9, 2016

Nadie está a favor del hambre, no hay discusión, pero tampoco hay discusión en que casi nadie hace nada en contra, así como hay gente, demasiada, que se esfuerza por mantener el hambre en el mundo, interesa que haya hambre, es fácil mandar al hambriento, que “tan sólo” se preocupa por conseguir comida.

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No es un problema de escasez es problema de reparto.

La pobreza es discutible, el hambre es indiscutible

La pobreza es discutible, lo que para unos es pobreza para otros no lo es, la pobreza es relativa, tiene matices, pero el hambre es indiscutible, nadie discute el hambre, y por desgracia demasiadas personas siguen pasando hambre, demasiadas.

La ONG Alegría Sin Fronteras (www.alegriasinfronteras.org) en colaboración con la Fundación Pablo Horstmann (www.fundacionpablo.org) han inciado un proyecto de intervención nutricional a través del manejo de la desnutrición aguda basado en la comunidad con el objetivo principal de combatir la hambruna causada por el fenómeno de El Niño en Etiopía.

Ayúdanos a combatir la hambruna en Etiopía realizando una donación a través de
http://www.mgda.es/r/1/10913


El hambre, virus endémico

mayo 8, 2016

Uno de los objetivos de quienes luchamos para acabar con el hambre en el mundo, es, hoy una realidad imposible, si seguimos con las normativas actuales.

¿Porqué?
Por la deslocalización de alimentos y de la producción. Ha servido para que los pequeños productores, los que cultivaban para sus familias y les quedaba algún excedente que servia para canjear con sus vecionos aquel producto del que ellos carecian, ha desaparaecido.
La peor carga son los transgénicos, los que nos presentaron como solución para dar de comer a todo el mundo del orbe. ¡MENTIRA! Los Transgénicos comportan que, todos los años, los campesinos deban comprar sus semillas -actualmente ningún fruto las tiene- las que ellos preservaban de año en año.
Ahora NO!. Las manos de unos pocos dueños son las que venden para cada cosecha, al precio que les parece, «inhumano», ya que muchas famílias no tienen posibilidades y no pueden sembrar, si no siembran, no comen, si no comen enferman y mueren.

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Las cosechas son única fuente de alimentación de muchas zonas del Planeta, hasta recién su espada de Damocles era la lluvia, a veces no llega, como ahora en Etiopía donde la gente y los animales se mueren de hambre y de sed.

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Ya el año 1943 se reunieron en Hot Springs -Virginia EUA-, representantes de 44 países para iniciar los trabajos necesarios para crear el Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación -FAO- organización permanente dedicada a la alimentación y la agricultura a fin de buscar soluciones para combatir el hambre en el mundo. Aquel organismo entró en funciones dos años más tarde, con un primer periodo de sesiones en la Conferencia de la FAO, celebrado en Quebec, Canadá. ¿Resultados? NO se preocupan siquiera de prohibir los transgénicos, de los que solo se benefician quienes venden las semillas. Un peligro para la Humanidad

Sería importante que cada país, cada zona del mundo cultive y coma sus productos, reservando los exteriores, para comerlos en sus lugares de origen, si tenemos la oportunidad de viajar.
Más sencillo, imposible. Conste que nací en el campo, mis abuelos eran campesinos, comíamos lo adecuado a la estación del año y, reservábamos con sal o aceite, alguna clase de productos para comer fuera de temporada. La gente tenía menos problemas de salud que ahora, existían menos aditivos, menos conservantes.


Poner nombre propio a la injusticia social.

enero 12, 2016

«Nadie se acostumbra nunca a ver niños morir de hambre» Iñaki Alegria

Iñaki firmando libros

Entrevista en Periódico AraGranollers. Paco Monja
Iñaki Alegría Coll (Barcelona, 1985) es médico pediatra, licenciado por la Universidad de Barcelona. Hizo las prácticas durante cuatro años en el Área de Pediatría del Hospital General de Granollers. Coincidiendo con este periodo, en el año 2012 hizo un viaje a Etiopía que le resultó determinante. Después de ver la difícil situación en que vivían los niños en la ciudad de Gambo, situada en el sur del país, volvió convencido de que tenía que hacer algo para ayudarles. Fue a través de esta experiencia y con la ayuda de la dirección y compañeros del Hospital de Granollers que decidió fundar la ONG Alegría Sin Fronteras, que actualmente dirige tres proyectos: Alegría con Gambo y Grants4Ethiopia en Etiopía, y la Joie des Orphelins en Senegal.

– ¿Cómo nació la ONG Alegría Sin Fronteras?
-Es el resultado de una experiencia que viví en Gambo, en el sur de Etiopía. Después de ver cómo vivían los niños en esta ciudad, muchos de ellos en una situación de desnutrición total, sentí que tenía que hacer algo para ayudarles. A partir de aquí, el proyecto nació en el Hospital de Granollers, donde trabajaba, y fue muy bien aceptado por la ciudad. Siempre les estaré agradecido. Estoy encantado con el trato y la atención que siempre me han prestado.

– ¿A qué ha renunciado y que ha ganado?
– He ganado en coherencia personal en poner nombre propio a unas cuantas injusticias ante las que no podemos permanecer impasibles. Y estos nombres propios corresponden a personas que tienen derecho a vivir en las mismas condiciones que lo hacemos nosotros.
Yo no creo que haya hecho nada especial, todo el mundo juega un papel esencial en la vida de muy diversas maneras y todas igualmente importantes.

-¿Es Solidaria nuestra sociedad?
-Vivimos tiempos complicados y llenos de contradicciones. Nuestro sistema social y político parece que nos obliga a consumir desmesuradamente y somos unos esclavos de todo esto. Yo creo que todos somos víctimas del sistema, que ha creado grandes diferencias económicas.

– ¿Te acostumbras a estos cambios tan brutales?
-Me Resulta muy complicado. Nadie se acostumbra a ver cómo mueren niños pequeños a causa del hambre, o en qué grado de pobreza viven muchas personas. Es una situación por la que tenemos que trabajar y que debemos denunciar. El día que me acostumbre y todo esto me resulte indiferente, mal. Los contrastes son brutales.
– ¿Cree que saldrán estos países empobrecidos?
-Estoy convencido de que sí. Lo que pasa es que a veces, como ocurre ahora en algunos casos, somos nosotros mismos los que no les dejamos salir adelante.


Omisión. Pecado capital de nuestro tiempo, merece pena eterna

diciembre 26, 2015

Recuerdo mi preocupación cuando, en el catecismo o en la escuela, nos explicaban la clasificación de los pecados: de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Podíamos, cuando niños, comprender respecto a los de palabra, de acción, de pensamiento pero, cuando hablaban de omisión eran para mi, incompresibles.
HOY, en mi madurez, sí los distingo y, me atrevo a afirmar que el pecado de omisión, es el peor de los pecados, de gran arraigo en nuestra sociedad sobre todo, en las altas esferas político-económicas-financieras.

montserrat agost 2015

OMISIÓN, según el Diccionario de la lengua se traduce por: falta de la execución de alguna cosa. Floxedad, o descuido de alguna cosa que está al cuidado de alguno de hacerla, guardarla, o cuidar de ella.

En este S XXI, las personas son mayoritáriamente ateas, no creen en otra cosa que en sí mismas, son, su propio Dios.
Creen también en el poder del dinero, de los honores, de la gloria.
Obvian a quienes no son de su «clase-condición-estatus».
No les importa o mejor, no quieren saber nada de la gran mayoria de seres humanos, pobres-míseros-sin trabajo.
Ni si, sus condiciones de vida son suficientes y, les permiten vivir junto a los suyos con dignidad.

Mi respuesta es contundente hoy, conocedora de la vida, pero no, la encontré cuando niña.

Pecado de omisión es, no querer ver, no querer escuchar, no querer saber qué ocurre:
con la gran tragédia de Refugiados que malviven y mueren.
con el patrocinio y apoyo a las guerras y armas. En consecuencia, son responsables de la muerte de seres indefensos, NO culpables.

Pecado de Omisión, el más habitual de quienes sordos, mudos, ciegos, viven su vida, e ignoran la tragedia humana que causa a diario muertes inocentes.
También es pecado capital de omisión: el hambre, las armas, la corrupción.


Hambre que huele a colapso‏. Gustavo Duch

abril 8, 2015

gustavo duch

Las hazañas de nuestra civilización te acosan, están por todas partes. Al entrar a la ciudad ves todas esas hectáreas de coches fabricados en los últimos meses, perfectamente alineados, listos para vender, y piensas ¿se venderán todos?En un documental ves que en un espacio dónde cabrían once estadios de fútbol, cerca de Accra, la capital de Ghana, se almacenan millones de toneladas de desechos electrónicos y piensas ¿se vendieron todos? O como en aquella ocasión en que visité una planta para elaborar tomate frito. Era como una pequeña central nuclear por donde millones de tomates circulaban en un circuito de tuberías que permitían la asombrosa producción de miles de barriles.
hambrelvHazañas que son metáforas del hambre. Pues aunque al hablar del hambre identificamos una grave situación de déficits, en realidad su origen no es más que la cara B de la sobreproducción, algo santificado por el capitalismo, que ha encontrado, en estos tiempos de la globalización neoliberal, el mejor de los escenarios: un mercado global y unas políticas diseñadas para mercadear.
Cuando leemos que se produce casi el doble de lo que se requiere para alimentar a toda la población mundial, lo que hemos de interpretar no es sólo que el problema del hambre no es la falta de alimentos, sino que el problema es precisamente el exceso de materias primas, porque en el mundo actual nos encontramos que más del 20% de las tierras cultivadas están produciendo materias primas como la palma africana, colza, caña de azúcar, soja y plantaciones de árboles que no es que no se coman directamente, que lo es, sino que esas áreas agrícolas se han conseguido a base de expulsar a millones de personas que ahí tenían su sustento. Y ahora no.
Pero además, buena parte del resto de cultivos tampoco están respondiendo a su objetivo alimentario sino que sirven al juego de los intereses económicos. Por un lado, de quienes en las bolsas de valores, cual malabaristas con sus bolas, hacen subir y bajar su precio en función de sus inversiones. Por otro, vemos como los alimentos -imantados por donde está el poder adquisitivo- viajan del sur al norte, de los lugares del hambre a los lugares de la abundancia. Hay un ejemplo que que me martillea. ¿Saben ustedes que alrededor del lago Victoria dos millones de personas pasan hambre cuando, cada día, desde ahí viajan dos millones de raciones de perca del Nilo hacia los mercados internacionales?
Ninguna de las soluciones al hambre pasa por producir en cada territorio, con el esfuerzo de sus gentes, la parte sustancial para una alimentación suficiente y sana. Al contrario, se insiste en la necesidad de incrementar las producciones en base a un sistema productivo que depende del uso y abuso de un recurso finito, el petróleo; que castiga a la tierra hasta llevarla al agotamiento; y que acaba con la biodiversidad, vital para adaptarse a los cambios climáticos. No sólo es responsable del hambre actual, será responsable de un hambre que huele a colapso.


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