Conocimiento para inventar el futuro.

marzo 24, 2020

                                                                                                                                      

“ El ave canta aunque la rama cruja
porque conoce la fuerza de sus alas”.
José Santos Chocano
Poeta peruano, 1867-1935.

 

Deber de memoria: la más relevante lección de la crisis mundial producida por el coronavirus es que el conocimiento es el pilar fundamental de la nueva era.
En pocos años se han producido profundos cambios de índole muy  diversa que deben permitir ahora, si seguimos asidos al recuerdo y no permitimos que, una vez más, los pocos distraigan y amilanen a los muchos, alcanzar los siguientes grandes objetivos: la igual dignidad de todos los seres humanos, sea cual sea su género, etnia, ideología, creencia…; la participación de la ciudadanía a escala nacional (democracia real) e internacional (multilateralismo democrático), para el pleno ejercicio de una gobernanza que excluya los artificios plutocráticos (G7, G8, G20) del neoliberalismo y asegure un correcto legado intergeneracional; la movilización popular presencial y en el ciberespacio porque, por primera vez en la historia, todos pueden expresarse y comunicarse gracias a la tecnología digital; aplicar sin demora un nuevo concepto de seguridad para hacer frente no sólo a los conflictos territoriales sino a las catástrofes naturales o provocadas; un nuevo concepto de trabajo, que libere a la humanidad de muchas tareas que no requieren el uso de sus facultades distintivas, siempre la máquina a su servicio y nunca al revés; educación a lo largo de toda la vida, que no se confunda con capacitación, desarrollando la autonomía personal, las facultades reflexivas y creativas…; inaplazable puesta en práctica de la Agenda 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible), teniendo en cuenta la prioridad indiscutible de los procesos potencialmente irreversibles…
Y, para todo cuanto antecede, para la nueva era que se inicia, fomento de la investigación científica y de la creatividad. “Investigar es ver lo que otros ven y pensar lo que nadie ha pensado”, me dijo el Prof. Hans Krebs en Oxford el mes de septiembre de 1966. “¡Sapere aude!”, atrévete a saber, proclamó Horacio. Y saber atreverse, para que los saberes no permanezcan inaplicados y estériles.
La pandemia a la que se está haciendo frente ha puesto de manifiesto muy graves deficiencias del actual modo de vivir: desigualdades intolerables; globalización de la insolidaridad; falta de coordinación en servicios básicos; brotes de supremacismo y racismo; incumplimiento de deberes humanos básicos; concentración de poder global en unos pocos consorcios mercantiles; asimetrías humanamente inadmisibles en los servicios de salud…
Saber y sabiduría para inventar un futuro distinto. Cuanto más sepamos más capaces seremos de actuar, de prever, de prevenir, de hacer frente a nuevos retos. Y poder estar serenos porque, como el ave “que canta aunque la rama cruja”, seremos conscientes de la fuerza de nuestras alas.
Federico Mayor Zaragoza
Presidente de la AEAC
23 de marzo de 2020

Única y apremiante solución a escala global: multilateralismo democrático. Federico Mayor Zaragoza

mayo 14, 2019
“…Todo es posible… pero ¿quién si no todos?”.
Miquel Martí i Pol
Hace tiempo que, conocedor de los procesos potencialmente irreversibles, vengo alertando sobre los grandes desafíos a los que la humanidad debe hacer frente y que sólo podrán solucionarse con un multilateralismo democrático que permita evitar que se alcancen puntos de no retorno, e iniciar una nueva era en la que la razón de la fuerza se sustituya por la fuerza de la razón y las armas por la palabra,  de tal modo que puedan cumplirse las inaplazables responsabilidades intergeneracionales.
Constituiría un error histórico e irremediable que el legado del antropoceno fuera una calidad de vida gravemente deteriorada, con unos sistemas de gobernanza totalmente ineficientes confiados a unos grupos plutocráticos de 6, 7, 8 o 20 países, que esconden en realidad la hegemonía mundial que siempre ha pretendido el Partido Republicano de los Estados Unidos.
Los presidentes Macron y Sánchez, en sus intervenciones ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en otoño de 2018, pusieron de manifiesto la necesidad imperativa de reforzar el multilateralismo.
Como científico, insisto en que es preciso conocer la realidad en profundidad ya que sólo así será posible modificarla, en su caso, en profundidad. De otro modo, las informaciones y apreciaciones superficiales y sesgadas, seguirán proporcionando al público una visión deformada de los hechos y, en consecuencia, de las medidas a adoptar.
Sin Mosul y su petróleo, ¿se hubiera invadido Irak argumentando falazmente la posesión de “armas de destrucción masiva”? ¿Por qué no importa Trípoli sino Bengasi en el caso de Libia? ¿Por qué se presionó obstinadamente en atacar a Irán si no fuera porque tienen, junto a Venezuela, los mejores pozos de petróleo? Si Venezuela careciera de tan fantásticas reservas… ¿prestarían tanto interés los grandes consorcios capitaneados por el Presidente Trump?
De momento, ya ha conseguido que el gasto militar alcance su máximo histórico. Todos obedientes, todos sometidos a los designios del magnate que, al mismo tiempo, ha advertido que no pondrá en práctica los Acuerdos de París sobre Cambio Climático –en cuya firma tan importante papel jugó su antecesor el Presidente Obama- y los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2015 “para transformar el mundo”.
Las cinco prioridades de las Naciones Unidas para asegurar una vida digna –alimentación, agua, salud, medio ambiente, educación- y que deberían ser el fundamento de la ayuda al desarrollo a los países más necesitados no cuentan para los grupos plutocráticos (G7, G8, G20), a los que el Presidente Reagan y la Primer Ministro Margaret Thatcher confiaron en la década de los ochenta las riendas del destino común al tiempo que marginaban al Sistema de las Naciones Unidas.
Lo más grave de cuanto acontece actualmente es que se trivializa la irreversibilidad de procesos que pueden afectar sin remediola habitabilidad de la Tierra. Desde 1947 en que la UNESCO creó la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICM) y luego puso en marcha los Planes Geológico, Hidrológico, Oceanográfico… el gran programa “El Hombre y la Biosfera”… ; y en 1972 Aurelio Peccei, fundador del Club de Roma, advirtió de los “límites del crecimiento”; y en 1979, la Academia de Ciencias de los Estados Unidos indicó de que no sólo se estaban incrementando peligrosamente las emisiones de anhídrido carbónico y otros gases con efecto invernadero sino que, lo que es todavía peor, la capacidad de recaptura de los océanos está disminuiría sensiblemente…
Al gran público le han llegado siempre muchas más falsedades que verdades ya que –es otro gran tema que debe abordarse sin demora- son mayoría los medios de comunicación “la voz de su amo”, a sueldo de los más pujantes consorcios que han ido eliminando la capacidad de réplica de una civilización a la deriva, debido a que, como sucede en la  Unión Europea, se han situado monedas donde deberían hallarse, inexpugnables, los valores y “principios democráticos”, que establece la Constitución de la UNESCO.
Frente al triple reto del cambio climático y degradación de la biosfera, la pobreza extrema  y la amenaza nuclear, que exige la rápida puesta en práctica de un nuevo concepto de seguridad y de trabajo, de estilo de vida, estamos viviendo sin brújula y camino ya que, en lugar de favorecer la invención de alternativas ponderadas, en lugar de incrementarse cada día el número de ciudadanos responsables que sean actores de su destino y no espectadores impasibles de lo que sucede… en lugar de elevar, ahora que ya los pueblos pueden expresarse libremente, la voz en grandes clamores populares… nos dejamos amilanar, ofuscar, caminar sin rumbo. Está claro,  para el  buen entendedor, que el gran problema que nos acosa no es de diferencia sino de indiferencia, no del reconocimiento de la igual dignidad sino del supremacismo y el racismo.
Seremos ahora, por fin, “Nosotros, los pueblos”, como tan lúcida como prematuramente se inicia la Carta de las Naciones Unidas, los que tomen el relevo. Por fin, la mujer en el estrado, en pie de igualdad plena…;  por fin los jóvenes conscientes de su responsabilidad para asegurar la calidad del legado intergeneracional, actuando con gran firmeza en favor de la adopción de medidas que eviten el descalabro social de la humanidad y el empeoramiento de las condiciones de vida.
Esta movilización popular debe ser liderada por las comunidades académica, científica, artística, literaria, intelectual en suma, conscientes de que mañana puede ser tarde.
Cada ser humano único y capaz de crear, nuestra esperanza: el futuro hay que inventarlo, superando la inercia y el uso de fórmulas ya periclitadas.
Para enderezar en un momento crucial tantas trayectorias erróneas, es imprescindible la transformación de la gobernanza mundial. En escritos anteriores he resumido las propuestas actuales para refundar las Naciones Unidas así como la perentoria necesidad de una Declaración Universal de la Democracia[i] –ética, social, política, económica, cultural  e internacional- que favoreciera el pleno ejercicio por todos los ciudadanos de los derechos que les son inherentes. Es de destacar a este respecto la interesantísima y oportuna propuesta de la San Francisco Promise hecha pública el 6 de noviembre de 2018, en la que se sientan las bases para transformar la Carta en una Constitución de las Naciones Unidas, con las reformas funcionales y estructurales que son esenciales.
“Hay que cambiar de rumbo y nave”, advirtió José Luis Sampedro a los jóvenes. Sigamos, diligentemente, su consejo.

A %d blogueros les gusta esto: