Cosas que nunca te dije. Alfons Duran Corner

Nuestra cita

Success is not final, failure is not fatal; it is the courage to continue that counts. Winston S.Churchill.

Seguimos cultivando la entropía, esa tendencia natural hacia el caos, y sin darnos cuenta pasan desapercibidos algunos hechos probados que la trama confusa de políticos, comunicadores y otros arribistas tratan de ocultarnos o, peor aún, disfrazarlos con ropajes diversos plagados de mentiras, medias verdades y falsas presunciones.

Déjame que te cuente algunos de estos hechos:

▪ En el conflicto de Ucrania, en cualquier conflicto bélico, hay muertos civiles. No hay muertos buenos y muertos malos. Es inmoral relatar solo los muertos de una parte.

▪ Ese conflicto se podría parar en cualquier momento. Si no se hace es porque el gobierno de Estados Unidos y los gobiernos afines del mundo “occidental” creen que su continuidad les favorece.

▪ Parece ser que a esos mismos gobiernos les importa muy poco si esa continuidad perjudica directamente a las poblaciones de sus propios países. Con una inflación en torno al 10% -en gran parte derivada de esa situación- la vida resulta más difícil para una gran parte de la sociedad que dicen defender.

▪ Una solución fácil, que hasta el propio Elon Musk  –el hombre más rico del mundo en este momento–  ha propuesto, es realizar unos referéndums en los territorios ucranianos que la Federación Rusa ha anexionado, referéndums que serían controlados por un equipo independiente bajo la dirección de las Naciones Unidas.

▪ No hace falta decir que los referéndums son la herramienta natural para saber qué opina directamente la población afectada. Es la mejor, la más pacífica, civilizada y única expresión de la democracia porque procede de la base original y no de unos representantes de baja legitimación.

▪ Y esto es así porque la llamada “democracia representativa” no es ni lo uno ni lo otro. Los partidos políticos en general la han secuestrado, operando con listas cerradas que se presentan a las elecciones, negando el derecho de la población a elegir a aquellos que considere más capaces.

▪ Un problema añadido es que los partidos políticos crean estructuras de poder en las que un pequeño grupo de militantes manejan a su antojo las riendas del partido, bajo la sumisa aceptación del resto a cambio de pequeños o grandes privilegios.

▪ Esos privilegios les aseguran unos ingresos por su trabajo en los propios partidos o en instituciones públicas o en empresas privadas interesadas, con lo que los partidos políticos se transforman en grandes agencias de colocación.

▪ Todo ello crea un colectivo de políticos profesionales, que prostituyen la esencia de la política entendida como un servicio a la polis (a la ciudadanía).

▪ Son esos mismos políticos los que expresan su extrañeza cuando la cúpula de un partido (en este caso Junts per Catalunya) decide consultar a sus militantes si el partido debe continuar o no en el Govern de la Generalitat.

▪ Primero se “extrañan” y luego lo critican duramente, con lo que ponen de manifiesto su escasa cultura democrática. Ellos están acostumbrados a decidir lo que les da la gana e interpretan que es un mal ejemplo, cuando de hecho es lo que deberían hacer todos ante decisiones de este calibre.

▪ Y una cosa es que lo piensen para sus adentros y otra es que lo expresen públicamente, con lo que demuestran su más absoluta desvergüenza.

▪ Desvergüenza que comparten con los “comunicadores de la señorita Pepis” que abundan en el universo mediático y que dicen cosas tan sublimes como que no “puede ser que una decisión de esta importancia se decante por el voto de 2.843  personas” (el 55,73% de la militancia de Junts que ha acudido a las urnas – 79,18 % de participación). Para ellos hubiera sido más razonable que la decisión la tomaran los diez miembros del comité ejecutivo del partido, que en este caso significaría el 0,21% del conjunto.

▪ Estos gilipollas (y que me perdonen los auténticos) no se dan cuenta de que lo que qué cuenta en cualquier toma de decisiones colectivas es la mayoría y que la mayoría es la mitad más uno. No es un tema cuantitativo sino cualitativo. Si los votantes fueran cuarenta millones sería lo mismo.

▪ Y que los adjetivos que los políticos profesionales le ponen a la democracia (una mayoría cualificada, por ejemplo, del sesenta por ciento) son manipulaciones que pretenden engañar al resto de los ciudadanos.

▪ Dicho esto conviene recordar que si el comité ejecutivo de Junts (en un acto de honestidad poco corriente en su mundo endógeno) hizo esa consulta fue porque apreció –y ya era hora– los continuos rompimientos por parte de la cúpula de ERC del pacto de legislatura entre ERC y Junts, y cuyo principal y único objetivo  –hay que recordarlo a los desmemoriados-  era crear las bases para alcanzar la independencia de Catalunya.

▪ No solo esto, sino que de forma gradual el President de la Generalitat, como figura pública de ERC, ha ido reconduciendo la institución para hacer de ella un gobierno autonómico, gobierno que administra una parte del gasto público en el territorio –mucho menos de lo que parece– y no puede administrar los ingresos que genera porque la unidad central operativa (el Estado) se queda parte de ellos, con lo que la Generalitat ve plenamente reducida su capacidad de gestión.

▪ Cualquier persona con experiencia en la empresa privada se da cuenta de esto. Es por ello que los políticos que más critican la asignación de recursos por parte de la Generalitat (falta de inversión social, etc.) son los que siempre se han movido en la esfera pública e interpretan que un presupuesto es gasto y que los ingresos vendrán del cielo. Es cultura de funcionarios y poca cosa más.

▪ Tal como está concebido el sistema autonómico en lo que respecta a Catalunya (la vaca lechera del Estado), la Generalitat nunca podrá cubrir las necesidades de la población catalana, a pesar de que sus ciudadanos y sus empresas tributen más que suficiente para ello. Éste es el famoso Déficit Fiscal, que debería recitarse cada mañana en los colegios públicos del país, para ver si de una vez se enteran las nuevas generaciones, ya que las viejas parecen atontadas al respecto.

▪ Es por esto que también es muy divertido el énfasis que se pone en el Presupuesto, como si su aprobación resolviera todos los problemas. Como he citado otras veces, con este Presupuesto los catalanes “hacen cosas”, como nos recordó el ínclito señor Rajoy.

▪ Y si no teníamos suficiente con un mermado Presupuesto, el Estado español toma el pelo año tras año a la ciudadanía de Catalunya incumpliendo la inversión pública asignada, hasta el extremo de que la diferencia entre lo presupuestado y lo ejecutado no pasa del 35%. Es decir, que si estaba previsto invertir 100 euros, solo se invierten 35. Y aquí todos tan contentos.

▪ Y encima hay que aguantar las necedades de la señora Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, necedades que harían sonrojar a la más humilde de las cajeras de supermercado, y que se expresan así, con referencia a los tributos que se pagan: “Si al menos me dijeran que esto va para financiar hospitales, colegios, el aeropuerto, pues en fin se tendría que analizar, pero lo que está claro es que esto es para pagar más de lo mismo, la corruptela independentista”.

▪ Estas y otras cretineces obtienen el silencio administrativo del Govern de la Generalitat, que raramente contesta tales agravios, con lo que refuerza la sarta de mentiras que vuelcan constantemente las instituciones del Estado español sobre Catalunya. Será pues cierto que a los catalanes o a buena parte de ellos no les importa ser cornut i pagar el beure”.

▪ Y con estos antecedentes el susodicho Govern defiende la estrategia política de sentarse a negociar con el Estado (mesa de diálogo la llaman), sin que cuente con ningún otro argumento que pedir solícitamente la buena voluntad de la otra parte.

▪ Ahora es cuestión de ver si los líderes de  Junts son capaces de capitalizar el descontento general de la población civil catalana, que se ha dado de baja simbólicamente de la nacionalidad española, y que quiere continuar luchando por la independencia. Es la misma población civil que llenó las calles de Barcelona el 11 de septiembre (la Diada) y después el 1 de Octubre (día del aniversario del referéndum y de la masacre de las huestes del “A por ellos”).

▪ En paralelo deberían encontrar puntos de confluencia con la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que gracias al liderazgo de Dolors Feliu ha puesto sobre el tapete las prioridades de una organización que se creó para alcanzar la independencia, y menos con Òmnium, cuya reciente deriva parece decantarse única y exclusivamente por la defensa de la cultura catalana, eso sí con el lirio en la mano.

Claro que todo esto, querido amigo, te lo dice un outsider, que reconoce tener poca influencia en el ámbito de la política activa, aunque quizás por eso se puede permitir el lujo de decir lo que piensa sin atenerse a ningún catecismo de los de uso corriente.

Cuídate. Abur.

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